Román Carrasco, un puertorriqueño de 84 años, ha demandado a Bad Bunny por usar sin autorización su vivienda en Humacao como inspiración para la famosa “Casita” de sus conciertos. La casa, un emblema en la gira del cantante, generó un fenómeno cultural, pero también molestias al propietario. La querella, presentada en San Juan, reclama más de 18 millones de pesos por daños y pérdida de privacidad.
¿Cómo se usó la casa de Román Carrasco sin su consentimiento?
Carrasco permitió grabar su vivienda color salmón para el cortometraje del álbum Debí Tirar Más Fotos, pero asegura que desconocía el alcance del proyecto. La réplica de su hogar se usó en 30 conciertos en el Coliseo José Miguel Agrelot, atrayendo a figuras como LeBron James y Penélope Cruz. Por esto, Carrasco, analfabeto, alega que fue manipulado para firmar contratos fraudulentos, recibiendo solo 95 mil pesos.
¿Por qué reclama más de 18 millones de pesos?
La demanda acusa a Bad Bunny y a empresas como Rimas Entertainment de enriquecimiento ilícito. La casa de Carrasco, construida con esfuerzo familiar en los años sesenta, se convirtió en un ícono sin que él recibiera beneficios justos. Además, la exposición del video, con 22 millones de reproducciones, atrajo a decenas de curiosos diariamente, afectando su tranquilidad.
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¿Qué significa esta casa para Román Carrasco?
Carrasco diseñó su hogar con un porche amplio, un espacio para la comunidad, inspirado por su esposa. “Una casa sin porche no es viable”, dijo a AP, destacando su valor emocional. Sin embargo, la fama de su vivienda lo sorprendió, dejándolo sin compensación adecuada por su uso en un fenómeno cultural.
La demanda contra Bad Bunny resalta los conflictos entre la fama y los derechos de propiedad. Mientras Carrasco busca justicia por el uso no autorizado de su hogar, el caso pone en debate la ética en la industria del entretenimiento. La respuesta de Bad Bunny será clave para resolver este conflicto.
