Cada año, al terminar la celebración del Día de Muertos, surge la misma duda en muchos hogares mexicanos sobre el destino final de la comida y las bebidas que estuvieron varios días en la ofrenda. Aunque existe la creencia de que los difuntos “absorben la esencia” de los alimentos y estos pierden sabor, también hay una preocupación real sobre si es seguro consumirlos.
Especialistas en salud alimentaria han dado su postura, y aquí te explicamos lo que debes saber antes de decidir si comer o desechar lo que estuvo en el altar.
¿Es seguro beber o comer lo que estuvo en la ofrenda?
De acuerdo con expertos en salud, lo más recomendable es no consumir las bebidas ni los alimentos que permanecieron varios días en el altar, especialmente si estuvieron expuestos al ambiente sin refrigeración ni protección. Durante este tiempo, los líquidos como agua, refrescos, café o bebidas alcohólicas pueden contaminarse con bacterias, polvo, insectos o incluso sufrir cambios químicos y fermentación.
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En el caso de alimentos como pan de muerto, frutas, tamales o platillos tradicionales, también pueden presentar hongos o descomposición acelerada, sobre todo si la ofrenda estuvo colocada en un lugar caluroso o húmedo. Esto puede causar malestares estomacales o intoxicaciones leves.
Desde la cultura mexicana, se dice que los alimentos “pierden su esencia”, pues ya cumplieron su función simbólica: alimentar a las almas visitantes. Por ello, más allá de la tradición, el riesgo sanitario también es un argumento para no consumirlos.
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¿Qué hacer con la comida de la ofrenda?
Muchas familias optan por desechar los alimentos de manera respetuosa, evitando tirarlos directamente a la basura. Algunas personas los entierran, los colocan como alimento para animales o los convierten en composta, especialmente si son frutas, pan o elementos naturales.
Las bebidas pueden vaciarse en la tierra o en el drenaje, pero no se recomienda ingerirlas ni ofrecérselas a otras personas. En el caso de envases reutilizables, como vasos, copas o platos, basta con lavarlos muy bien antes de volver a usarlos.
¿Cuándo y cómo se debe retirar la ofrenda correctamente?
Según la tradición, las almas permanecen en los hogares hasta la madrugada del 3 de noviembre, por lo que se aconseja comenzar a desmontar el altar a partir de ese día o el 4 de noviembre. Este proceso no es solo una simple retirada de objetos, sino un ritual de despedida. Primero, se acostumbra agradecer a los difuntos por su visita; algunas familias rezan, encienden una última vela o expresan palabras de cariño.
Después, se apagan las velas con respeto, evitando soplarlas, como símbolo del cierre del camino luminoso que guio a las almas. Luego se retiran las flores de cempasúchil, los alimentos y las bebidas que ya cumplieron su función espiritual, así como cualquier elemento natural que se haya utilizado para decorar. Más tarde, se guardan las fotografías y los objetos personales que representaban a cada ser querido, limpiándolos antes de almacenarlos para el siguiente año.
Finalmente, se desmontan los niveles del altar de muertos y se limpia el espacio donde estuvo colocado, lo que simboliza el retorno a la vida cotidiana. Este acto marca el final del encuentro espiritual y la preparación emocional para recibir nuevamente a los difuntos el próximo Día de Muertos.